mayo 23, 2017
[:es]Las empresas familiares se caracterizan por presentar una problemática especial: están expuestos a un conjunto de situaciones adicionales que pueden entorpecer su desarrollo y crecimiento como es el caso de los problemas familiares y su relación con los negocios. Además se presentan dificultades propias de la dinámica empresarial de cualquier tipo de actividad económica.
Son múltiples las empresas familiares que no han sido capaces de sortear con éxito su condición familiar y sólo una pequeña fracción logra crecer de manera sostenida en el tiempo.
Luis Hernán Paul, profesor de la Universidad Católica, escribió una columna en el Diario Financiero y explicó que «un caso típico es cuando los propietarios tienen diferencias respecto a la posibilidad de efectuar más retiros de la empresa versus la de dejar más recursos dentro de ésta para privilegiar su desarrollo. Incluso a veces la disyuntiva es más seria porque en el fondo algunos miembros de la familia quieren permanecer como dueños y desarrollar la empresa, y otros quieren vender su participación para poder disponer de su patrimonio familiar libremente».
“La alta tasa de falla de compañías familiares es preocupante, porque representan del orden del 80% de las empresas y son principal fuente de empleo a nivel mundial. Y no se trata sólo de empresas pequeñas y medianas sino también de grandes. En efecto, un 40% de las empresas en Francia y Alemania son empresas grandes», señaló.
De acuerdo a la Tercera Encuesta Longitudinal de Empresa, realizada por el Ministerio de Economía en 2015, una de cada dos empresas es de propiedad familiar en Chile. El 50% está en manos de un grupo familiar, mientras que en las empresas grandes alcanza a un 41,3% que pertenece a la propiedad familiar. En el caso de las pymes es un 49,6% y en las microempresas un 50,1% son familiares. Entre los sectores destacan la industria del comercio, de la manufactura, del agro-silvicultura y de la hotelera.
En un artículo publicado en la Fundación Universitaria Iberoamericana (FUNIBER), Salvador Rus, académico de la Universidad de León, explicó qué errores clásicos se deben evitar en estas organizaciones: confundir propiedad con capacidad de dirigir y gobernar, confundir relaciones de afecto (familia) con relaciones contractuales (empresas), no seguir las reglas del mercado en rentas de trabajo y del capital, retrasar la sucesión y creerse inmunizado.
Otra de las claves para enfrentar estas problemáticas es definir cuáles serán las reglas y lineamientos que regirán en estas organizaciones. «Es sumamente importante fijar y establecer reglas claras antes de que los problemas ocurran. No vale mucho definir normas cuando el clima laboral se encuentra agitado”, afirmó José Rivera, profesor UC.
Es esencial comprender la dinámica de las empresas familiares, cómo abordar las decisiones estratégicas, las relaciones empresa-familia, prácticas de gobierno, estilos de liderazgo y resolución de conflictos, evolución y los temas de sucesión. También hay que entender los desafíos que enfrentan respecto al crecimiento e internacionalización.
El curso Empresas Familiares, organizado por el Centro de Desarrollo Directivo UC, se realizará entre el 14 y 16 de junio en la Universidad Católica.[:]