[:es]Desde su creación en el año 2012, 855 pequeñas y medianas empresas han postulado al Premio PYME Carlos Vial Espantoso, otorgado por la fundación del mismo nombre, que tiene por objetivo destacar las organizaciones que cultivan y potencian sus relaciones laborales.
Durante todo este tiempo, la Cátedra UC Carlos Vial Espantoso ha evaluado a estas empresas, teniendo la oportunidad de observar diversas prácticas que transforman de manera efectiva las relaciones laborales dentro de las compañías.
Estas organizaciones han puesto a sus trabajadores en el centro de su modelo de negocio, demostrando que es posible alcanzar el crecimiento económico de la mano del desarrollo humano integral de las personas. ¿Cómo lo han hecho? Vale la pena mencionar algunas buenas prácticas que pueden inspirar a las PYMEs que quieran apostar por construir mejores entornos laborales.
Definir tareas y objetivos claros en conjunto con los trabajadores
Un gran desafío en las pequeñas y medianas empresas es construir una estructura organizacional robusta que permita, por una parte, enfrentar y sostener el crecimiento de sus ingresos y dotación, y por otra, dé sentido al trabajo de las personas. La definición en conjunto permite a los trabajadores comprender cómo su trabajo se vincula y aporta a los objetivos y resultados que persigue la empresa. Para esto es importante plantear objetivos claros y que los trabajadores los conozcan y entiendan qué rol juegan en su cumplimiento, lo cual se puede lograr involucrando a las distintas áreas en los procesos de planificación estratégica, formando grupos de diálogo en conjunto con la administración, para definir las principales metas y líneas de acción, y establecer compromisos y plazos concretos.
Incentivar la innovación
¿Quién mejor para identificar oportunidades de mejora en los procesos que la persona que los lleva a cabo diariamente? Hay empresas que así lo han comprendido y se han preocupado de crear ambientes propicios para la innovación, generando y promoviendo espacios para recibir distintas ideas que son implementadas y reconocidas cuando tienen impactos significativos en variables como calidad, eficiencia, productividad, bienestar, seguridad y salud en el trabajo, servicio al cliente, entre otras.
Para fomentar una cultura de innovación que se viva en el día a día, las compañías complementan mecanismos permanentes, por ejemplo buzones de sugerencias o reuniones grupales, con iniciativas puntuales como concursos de ideas. En estas instancias, equipos transversales se hacen cargo de la clasificación e implementación de cada una de ellas, de acuerdo a su plazo de ejecución (corto, mediano o largo plazo).
Potenciar las capacidades en el personal: formación
Empleando a un 36% de la fuerza laboral chilena[1], las PYMEs son clave en el desarrollo del capital humano de nuestro país. Así, potenciar las habilidades y conocimientos de sus trabajadores, además de impactar positivamente su productividad, contribuye a disminuir brechas sociales. Hay empresas que se han preocupado de nivelar los estudios de sus trabajadores sin escolaridad completa, logrando que el 100% de ellos completen su enseñanza media. También hemos observado PYMEs que invierten fuertemente en becas y diplomados, o que dan la posibilidad de estudiar carreras universitarias, ofreciéndoles planes de desarrollo al interior de la compañía y nuevos desafíos a sus trabajadores.
Las finalistas del Premio PYME Carlos Vial Espantoso 2016, capacitan alrededor de 20 horas al año a cada uno de sus trabajadores. Si bien no es suficiente, esto muestra un tremendo esfuerzo de las Pymes por la dificultad que implica no contar con sus trabajadores durante las horas de
capacitación. Sin embargo, están conscientes de que tener un personal calificado y preparado sienta las bases para un crecimiento sostenible, además de que fortalece el compromiso con la organización, y genera empoderamiento y proyección.
Asimismo, hemos observado empresas que se han comprometido con la inclusión laboral de personas con capacidades diferentes en distintas áreas, algunas buscando alcanzar la proporción del 20% que tiene el país[2] en su propia dotación, potenciando su desarrollo personal y laboral, afectando positivamente el ambiente de trabajo.
Compensar justamente el aporte de todos
Repartir un porcentaje de las utilidades de los trabajadores es una manera de retribuir su aporte y lograr mayor compromiso con el éxito de la empresa. La justa distribución del valor generado a través de mecanismos claros, conocidos y debidamente comunicados a todo el personal es una práctica destacada que hemos identificado en algunas PYMEs de nuestro país, que incluso llegan a repartir el 30% de las ganancias del año en partes iguales entre todos los trabajadores.
Si bien estas prácticas no son una receta que pueda aplicarse universalmente, sí pueden ser una inspiración o impulso para aquellas PYMEs que busquen crecer de una manera diferente: crecer desde las personas. En un mundo en donde la información, la tecnología y el financiamiento pueden no ser diferenciadores, el aporte de un equipo motivado, capacitado y empoderado puede marcar la diferencia y convertirse en una ventaja competitiva para el crecimiento y rentabilidad de una Pyme. Cada empresa puede implementar aquellas prácticas que se ajusten a su cultura, entendiendo además que forman parte de un sistema integrado de gestión.
El primer paso es el compromiso total de los dueños y gerentes con un sistema de gestión de personas que permita construir relaciones de confianza, donde los trabajadores entiendan, valoren y se comprometan con su aporte; donde, al mismo tiempo, se les permita innovar, desarrollarse integralmente y se les retribuya de manera justa el trabajo de cada uno.
 
Sofía Parra B.
María Eugenia Pedraza P.
Investigadoras Cátedra UC Carlos Vial Espantoso de Relaciones Laborales
[1] Elaboración propia a partir de datos del Servicio de Impuestos Internos 2014.
[2] Estudio Nacional de la Discapacidad 2015. Ministerio de Desarrollo Social. Febrero 2016.
 
 [:]