agosto 1, 2017
[:es]El profesor de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas UC, Klaus Schmidt-Hebbel, escribió una interesante columna en el diario El Mercurio: «La globalización, Chile y la Unión Europea».
«Con motivo de la reciente cumbre del G20 en Hamburgo, miles de europeos convergieron en esta ciudad para manifestarse contra la globalización promovida por esta organización. Algunos de ellos lo hicieron en forma violenta, destruyendo bienes e hiriendo a 500 policías. Es la expresión de «la calle», aquella variopinta alianza de violentistas y pacifistas, de neomarxistas y anarquistas, de ignorantes y románticos. De los que profesan ignorancia o negación de los enormes beneficios económicos, políticos y sociales que conlleva la globalización para todos los países y casi todos los habitantes de este mundo», expresó.
Schmidt-Hebbel afirmó que «la ironía del evento de Hamburgo fue que «la calle» tenía un aliado en la misma cumbre de los G20: Trump se opone sistemáticamente a muchas iniciativas globales, como el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático y el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP). Es un ejemplo más de las coincidencias entre los populismos de izquierda y derecha».
«Pero la evidencia es clara: la integración de los países al mundo eleva los ingresos, reduce la pobreza, difunde las tecnologías, fortalece las instituciones, promueve la democracia y reduce los conflictos internacionales, como analicé en mi columna anterior», explicó el académico de la Universidad Católica en El Mercurio.
Chile y la globalización
En América Latina, Chile es un precursor de la integración mundial plena. Si existe una política virtuosa que es compartida por todos los gobiernos, desde Pinochet hasta Bachelet II, es la integración de Chile al mundo. Esta política de estado combina la apertura unilateral de Chile (en lo comercial y financiero) con los compromisos del país con la integración multilateral (en el marco del GATT), bilateral (acuerdos de libre comercio y asociación con países individuales) y plurilateral (acuerdos con grupos de países). Así, Chile ha sido clave para la constitución de la Alianza del Pacífico y del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP). Y Chile también ha sabido mantenerse alejado de malos acuerdos latinoamericanos, como el Pacto Andino, Mercosur y ALBA.
En lo comercial, Chile es uno de los países más abiertos del mundo: no hay barreras paraarancelarias y el arancel promedio es menor al 1%. Más del 90% de nuestras importaciones entra al país con arancel cero, porque proviene de países con los cuales tenemos acuerdos de libre comercio. En lo financiero, no hay restricciones chilenas (más allá de las de registro) al libre movimiento de capitales desde y hacia Chile.
Como resultado de la apertura comercial, la participación del comercio internacional en el PIB de Chile ha aumentado de 29% en 1973 a 60% en 2015, superando el promedio mundial. Como resultado de la apertura financiera, la participación de los activos y pasivos externos totales en el PIB de Chile ha aumentado de 71% en 1973 a 280% en 2015, también superando el promedio mundial.
Como en todo el mundo, la integración internacional ha contribuido a elevar el bienestar y la estabilidad en Chile.
Chile y la Unión Europea (UE)
Desde 2003 está vigente un amplio Acuerdo de Asociación entre Chile y la UE. Se anticipa que pronto la UE y Chile comenzarán negociaciones para modernizar y profundizar el acuerdo de 2003. Para preparar estas negociaciones, la UE encargó un detallado estudio a 14 consultores (entre los cuales participamos dos chilenos: Alberto Valdés y yo), para analizar los efectos del acuerdo de 2003 y los nuevos retos para la modernización de dicho acuerdo.
El acuerdo de 2003 profundizó el comercio entre Chile y la UE, generando mayores ganancias relativas para Chile, debido a la diferencia de tamaño entre ambas economías. Para Chile se ha estimado que la profundización del intercambio comercial con la UE ha aumentado el PIB en 0,1% (esto parece poco, pero equivale a US$ 250 millones adicionales, cada año), el bienestar económico en 0,3%, las exportaciones en 1,8%, las importaciones en 1,1% y el sueldo promedio de trabajadores no calificados en 0,3%.
Pero quedan muchos retos en áreas en las cuales el acuerdo vigente es insuficiente. Por el lado europeo aún hay restricciones a 500 categorías de exportaciones chilenas. En particular, Chile ganaría mucho con la liberalización por la UE a las exportaciones chilenas de carnes, aceite de oliva, semillas de oleaginosas, aceites y grasas vegetales, jugos de fruta, productos lácteos y productos del mar. Se estima que la mayor liberalización comercial con la UE podría elevar nuestras exportaciones totales en 0,2% y nuestro PIB en 0,1% (otros US$ 250 millones anuales).
La inversión extranjera entre la UE y Chile ha crecido muy poco. Chile ha firmado acuerdos bilaterales de inversión extranjera directa (IED) con varios miembros de la UE, pero son distintos unos de otros y hay muchos miembros que carecen de acuerdos con Chile. Por eso, un segundo reto es reemplazar los acuerdos bilaterales por un único acuerdo de IED Chile-UE. Se estima que este podría incrementar la IED desde la UE a Chile hasta en 25%, y la IED desde Chile a la UE hasta en 3%.
La participación de empresas europeas en las adquisiciones públicas del Estado de Chile, así como la participación recíproca de empresas chilenas en las adquisiciones públicas de estados europeos, es casi nula. Aquí hay un gran potencial para incrementar estas participaciones, eliminando varias trabas idiomáticas y regulatorias.
Por último, interesará a la UE elevar los estándares de protección de propiedad intelectual en Chile. Ello también sería beneficioso para Chile, tanto per se como en relación a nuestra participación en otros acuerdos amplios de integración, como el TPP.
Cabe esperar que las negociaciones para la modernización del Acuerdo de Asociación entre Chile y la UE comiencen pronto, y también culminen pronto. Las áreas de profundización del Acuerdo están claras y los posibles beneficios están identificados. Con ello, se completará un eslabón más en la integración de Chile al mundo.
Nota: esta columna se basa parcialmente en el estudio de Modernización del Acuerdo de Asociación UE-Chile, preparado para la Comisión Europea (febrero 2017): http://bookshop.europa.eu/en/ex-ante-study-of-a-possible-modernisation-of-the-eu-chile-association-agreement-pbNG0417377/
Fuente: El Mercurio.[:]