julio 13, 2020
Según investigación de Marcela Valenzuela, académica de la Escuela de Administración , la volatilidad global es un factor significativo para el crecimiento económico de cada país, mucho más que la volatilidad local y especialmente para países emergentes o países que experimentan credit booms. Por otro lado, el estudio de Consuelo Silva, también académica de la Escuela, indica que la cooperación bancaria es efectiva al controlar la estabilidad financiera de los bancos multinacionales.
El mercado de acciones desarrolla un papel más importante sobre la economía, comparado con hace 100 años, donde el flujo de capital de un país a otro y el, por consiguiente, contagio de problemas de esta índole era menor. Al recordar la historia de crisis financieras y sus efectos adversos sobre el crecimiento económico, o más recientemente, los efectos del colapso de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos el 2008, es posible sostener la importancia de los factores locales y globales para la economía mundial. Pero, ¿cómo afecta la volatilidad y estabilidad financiera a los mercados globales? Esta pregunta que encuentra respuesta en el trabajo de nuestras académicas, Marcela Valenzuela y Consuelo Silva.
El riesgo global es un factor significativo en la acumulación de riesgo en el sistema financiero, lo que puede desencadenar, en el peor escenario, en una crisis financiera. Los países emergentes son aún más sensibles a los factores globales, especialmente en la era post-Bretton Woods, subrayando la importancia de una mayor globalización y ciclos financieros globales en las últimas décadas. Así, el riesgo global es un determinante significativo del crecimiento económico de cada país, debido a políticas monetarias sincronizadas, libre flujo de capital o por la búsqueda de “higher yield” (concepto económico asociado al rendimiento o cosecha), por lo tanto, inversionistas toman más riesgo, para obtener un mejor retorno.
La investigación de Marcela Valenzuela reveló que en períodos de baja volatilidad aumenta el apetito por el riesgo en los inversionistas, lo cual desencadenaría una crisis financiera, porque hay una acumulación de riesgo latente. Por ejemplo, previo a la crisis del año 2008, donde durante años hubo muy bajo riesgo en el mercado accionario, el apetito por el riesgo aumentó.
El gráfico ilustra que durante los períodos de baja volatilidad, el exceso de optimismo causa una excesiva toma de riesgo. Los agentes no pueden medir el riesgo real (el riesgo latente), pero pueden inferirlo a través de los precios del mercado de acciones o la volatilidad. Por lo tanto, durante períodos tranquilos, cuando el riesgo percibido es bajo, los agentes económicos pueden ser engañados para tomar demasiado riesgo. Tal deseo puede manifestarse a través de dos mecanismos relacionados: exceso de préstamos y exceso de apalancamiento de instituciones financieras. Sin embargo, tales préstamos excesivos pueden crear un resultado adverso; la calidad de los préstamos es cada vez más pobre, lo que eleva el riesgo crediticio.
Cuando hay default los préstamos no son pagados, lo que conllevaría una crisis bancaria. Por lo tanto, períodos de bajo riesgo aumentan el apetito por el riesgo del inversionista y de las instituciones financieras, los préstamos se hacen más riesgosos, aumentando la probabilidad de default y, consecuentemente la de una crisis bancaria, elevando la volatilidad financiera, y cerrando así el loop de baja volatilidad a alta.
Complementando esta investigación, una baja volatilidad tiene efectos también sobre la economía real; el aumento de inversiones arriesgadas tiene un impacto positivo sobre el crecimiento pero a costa de la acumulación de vulnerabilidades en la economía. Por lo tanto, el efecto completo sería de auge y caída en el crecimiento (boom-to-bust): un aumento inicial seguido de una reversión en en el futuro. En cuanto períodos de bajo riesgo globalmente, el efecto “boom-to-bust” sobre el crecimiento es aún más pronunciado, destacando la importancia relativa de factores globales.
La importancia de la supervisión efectiva de bancos multinacionales se hizo evidente durante la crisis financiera, donde la caída de importantes bancos que operan en varios países repercutió fuertemente en las economías de esos países. En este contexto, el estudio de Consuelo Silva señala que la cooperación entre países en la supervisión de dichos bancos para contener su riesgo dependerá de dos variables: las externalidades entre los dos países (el hecho de que las decisiones de supervisión de uno afectan al otro al operar estos bancos en ambos países) y la heterogeneidad entre los países (diferencias en cultura, políticas, historia, etc). Una mayor externalidad y menor heterogeneidad se traduce en una mayor probabilidad de cooperación en supervisión de bancos multinacionales, y en que estos países alcancen también formas mas profundas de cooperación.
Además, con respecto a la efectividad de la cooperación:
Para Consuelo Silva, “nuestro análisis entrega algunas lecciones importantes de política. Mayor cooperación internacional en supervisión bancaria debe ser promovida dado que mejora la estabilidad bancaria. Sin embargo, para que sea efectiva se deben tener las condiciones institucionales correctas, tales como suficiente poder en la supervisión y calidad en la información provista por los bancos”, dijo.
Como conclusión, es posible decir que en la actualidad los mercados globales, sobretodo después de 1970, son mucho más importantes. Según Marcela Valenzuela: “claro que es más importante, porque hay más contagio, hay más flujos de capital de un país a otro, comparado con hace 100 años. También pasa que hay más inversionistas que están buscando “higher yield”. Todo eso hace que los mercados globales tomen mayor relevancia, uno no puede solo mirar su economía local, no basta simplemente con mirar lo que está pasando en Chile. También es importante lo que está pasando en el resto del mundo”, señaló.