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Héctor Madrid: «Presencia afectiva y regulación emocional de los líderes en equipos de trabajo»

septiembre 4, 2018


Todos hemos tenido la experiencia de que al interactuar con ciertas personas ellas nos hacen sentir entusiasmados, alegres e inspirados, mientras que otras nos hacen sentir nerviosos, tensos y estresados. A este fenómeno se le ha denominado recientemente en la psicología como “presencia afectiva”.
La presencia afectiva es un rasgo de personalidad que implica que la mera presencia de una persona tiende a provocar emociones positivas o negativas entre quienes interactúan y comparten entre sí. Dado que es un rasgo de personalidad, la presencia afectiva es estable en el tiempo y se manifiesta en los diversos ámbitos de la vida de una persona. Así la presencia afectiva describe la forma de ser de nosotros al relacionarnos con otras personas.
Las primeras investigaciones han demostrado que la presencia afectiva se relaciona positivamente con la medida en que una persona es vista como sobresaliente. Así una presencia afectiva positiva es aquella que provoca entusiasmo, aumenta la percepción de que una persona es influyente, mientras que lo contrario ocurre con la presencia afectiva negativa.
Otras investigaciones han mostrado que la presencia afectiva se relaciona con las preferencias en las relaciones románticas en la medida que las personas con presencia afectiva positiva generan más interés para establecer una relación de pareja.
En nuestro laboratorio de investigación, nosotros nos preguntamos si la presencia afectiva podría ser relevante en las organizaciones y el contexto de trabajo. Nos focalizamos en la presencia afectiva de los líderes de equipo y su posible influencia en el trabajo en equipo.
Elegimos a los líderes como foco de investigación, porque ellos son integrantes del equipo que son altamente visibles y que concentran poder, de modo que son especialmente influyentes en la forma de pensar y en la conducta de los otros integrantes del equipo.
Además, los equipos de trabajo podrían ser especialmente sensibles a la presencia afectiva, dado que éste implica recurrentes interacciones entre sus integrantes.
En este contexto realizamos una serie de estudios en los que observamos que los líderes de equipo disponen de una presencia afectiva. Es decir, los integrantes de equipos describen a sus líderes como personas que consistentemente y de forma sostenida en el tiempo generan emociones positivas o negativas entre ellos.
Observamos que la presencia afectiva del líder se relaciona con la conducta de los integrantes del equipo, específicamente la tendencia de un líder de hacer sentir de forma positiva a su equipo aumentando la probabilidad de que éstos se ayuden mutuamente.
Esto se explica porque las emociones positivas conllevan a que las personas recuerden las experiencias de trabajo que han sido exitosas y además desarrollan actitudes favorables acerca de su ambiente laboral, centrándose en las oportunidades de colaboración. Además, las emociones positivas energizan a una mayor cohesión y confianza en los grupos de trabajo.
Por el contrario, la presencia afectiva negativa del líder disminuye la probabilidad de que los integrantes de un equipo se ayuden entre sí. Esto se debe a que las emociones negativas conllevan a que las personas perciban su entorno de forma más desfavorable, centrándose en las malas experiencias de trabajo. Esto energiza conductas de evitación o confrontación, de modo que los integrantes de un equipo están más dispuestos a no tener un contacto cercano entre ellos e incluso al conflicto.
Finalmente, nos preguntamos a través de que medio la presencia afectiva del líder influye en la conducta de ayuda de los integrantes de equipo. Así, descubrimos que la regulación emocional interpersonal del líder es la explicación. Ésta corresponde a las estrategias que un líder realiza para mejorar o empeorar las emociones de los trabajadores.
En el caso del mejoramiento, ejemplos de estas estrategias son el prestar atención a las necesidades y problemas de los integrantes del equipo o hablar de las características positivas de ellos. Por su parte, ejemplos de estrategias de empeoramiento son el actuar de forma desagradable hacia los integrantes del equipo, o bien hablar y hacer sobresaliente los defectos de ellos.
Observamos que la influencia de la presencia afectiva positiva del líder en la conducta de los integrantes del equipo ocurre porque los líderes utilizan estrategias de regulación emocional de mejoramiento hacia ellos. En otras palabras, la presencia afectiva positiva se manifiesta dentro del equipo porque los líderes actúan para provocar emociones positivas entre sus integrantes y estas emociones por su parte ayudan a la colaboración entre ellos.
Por el contrario, la presencia afectiva negativa del líder se manifiesta en el equipo, y reduce las posibilidades de ayuda entre sus integrantes, porque el líder actúa con el fin de empeorar sus emociones o provocar emociones negativas en ellos.
Esta investigación tiene diversas implicaciones prácticas para las organizaciones. La presencia afectiva es un rasgo de personalidad, por lo tanto estable y poco modificable en el tiempo. Diversas investigaciones han demostrado que la personalidad puede cambiar, pero sólo a lo largo de las décadas de vida de una persona y ante eventos muy significativos.
De este modo, las posibilidades de gestión se restringen a la selección de personas, de modo de encontrar el mejor ajuste entre el candidato a líder y su trabajo futuro en un equipo.
Así, un criterio adicional para la selección de un líder es que el candidato disponga de una alta presencia afectiva positiva porque sabemos que ella podría beneficiar al trabajo en equipo. Por el contrario, una alta presencia afectiva negativa es un factor excluyente para un puesto líder, porque ésta se asocia al uso de estrategias de empeoramiento de las emociones de los integrantes de un equipo y como consecuencia a una menor colaboración entre ellos.
Dado que la presencia afectiva se transmite en el equipo a través de las estrategias de regulación emocional interpersonal, el entrenamiento de estas conductas con quienes tienen rol de líderes sería valioso. A diferencia de los rasgos de personalidad, la regulación emocional corresponde a una serie de conductas posible de ser entrenadas. Así, el foco debería estar en facilitar la adquisición de estrategias de mejoramiento y generación de emociones positivas y reducir aquellas que empeoran y provocan emociones negativas.
Los programas de formación líderes y sus respectivas instancias de capacitación y coaching se verían beneficiadas de este trabajo.
El rasgo de personalidad de la presencia afectiva, recientemente identificado en la investigación psicológica, ha demostrado tener implicaciones en el ámbito organizacional y del trabajo. Esto ofrece nuevas oportunidades para la gestión del liderazgo y del trabajo en equipo.

Si quieres saber más acerca del trabajo e investigaciones del profesor Héctor Madrid recomendamos visitar la página web Work Engagement


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