agosto 5, 2022
La tecnología es su centro y mejorar los procesos financieros de sus clientes su fin último. Hoy, van en constante crecimiento dentro de la región, siendo Chile uno de los terrenos más prometedores para su desarrollo.
Durante los últimos años, según un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), BID Invest y Finnovista, las fintech se han posicionado como agentes clave para responder a demandas y necesidades de diversos consumidores financieros en Latinoamérica, lo que se refleja en su
crecimiento rápido y sostenible. En 2021, el número de empresas del sector aumentó a casi 2.500, lo que también señala un incremento anual promedio del 37% desde 2017,y un 253% desde la primera medición del reporte.
Ahora bien, haciendo un acercamiento a Chile, podemos observar la influencia que ha ganado el país respecto al desarrollo de este sector, siendo uno de los países de la región con mayor crecimiento de servicios financieros digitales en los últimos años, en que figuran nombres como Fintual, Xepelin, Migrante, Global 66 y muchos más.
De acuerdo a la versión más reciente del Fintech Radar de Chile, realizado por Finnovista, el BID, el Ministerio de Hacienda y FinteChile, el ecosistema nacional de estas soluciones crece a un ritmo
anual del 38%, llegando a 179 empresas en 2021. A su vez, el segmento que lidera dentro del
mercado chileno es Pagos y Remesas (23%), seguido de Gestión de Finanzas Empresariales (EFM),
Préstamos (13%), Tecnologías Empresariales para Instituciones Financieras (ETFI) (10%) y más,
cuyo modelo de negocio se concentra en el B2B, dirigiendo sus soluciones, en mayor parte, a
diversos tipos de compañías, especialmente pymes no bancarizadas y sub-bancarizadas.
Abordando actores relegados
Parte de este auge se debe, por un lado, a la urgencia de generar una transformación digital de los
pagos, que se aceleró con la pandemia, llegando a superar el uso de efectivo en estos casos por
parte de las personas en Chile, según un estudio del Banco Central de Chile.
Por otra parte, según Jorge Pizarro, profesor de la Escuela de Administración UC, estos
emprendimientos han estado prestando atención a mercados que estaban desatendidos hasta el
momento en términos financieros, permitiendo abordar la “long tail” planteada por Chris Anderson, en que se sitúan clientes con distintas condiciones y demandas que no calzan con las de la mayoría.
“Un ejemplo claro es la cobranza de cuentas, donde estas manejan reglas automatizadas de cobro,
permitiendo suscribir pagos automáticos en línea en dos clicks, quedando activos de forma
inmediata, proceso que antes requería de firmas físicas y activaciones que pueden tardar más de 30 días”, ilustra.
Es así como las fintech, cuyo core es la tecnología, permiten, sobre todo al prestar sus servicios a
otras empresas, mejorar sus finanzas a través de la disminución de costos, optimización de sus
ventas y la disminución de fuga de clientes, debido a la accesibilidad y rapidez que permite al realizar distintas tareas, según el académico. A esto se suma la flexibilidad de respuesta ante la dinámica del mercado y la inclusión financiera, que hoy es un tema complejo en la región.
Regulación: ¿tema urgente?
A pesar del éxito de estas plataformas, también existe el lado B del asunto: la falta de un marco
regulatorio para las Fintech. Según denota Mauricio Larraín, profesor de la Escuela y Comisionado
de la Comisión para el Mercado Financiero (CFM), como resultado de esta desregulación de empresas digitales que prestan servicios financieros, “estas son más riesgosas para sus clientes, ya que tienen que no tienen que cumplir con estándares mínimos de transparencia, capital y gestión de riesgos”.
A raíz de esto es que surgió un proyecto de ley llamado “Ley Fintech”, actualmente muy avanzado en el Congreso y que se encargará justamente de ubicar a estas empresas dentro del radar de la CMF para proteger a sus usuarios de posibles riesgos.
En términos simples, según el Ministerio de Hacienda, esta ley tiene por objeto fijar un marco
regulatorio para empresas que prestan servicios financieros desde el desarrollo de tecnología e
innovación, con el fin de fomentar la competencia, establecer un marco regulatorio, con mayor
certeza jurídica y seguridad para los actores involucrado y sus usuarios.
“Una vez que se apruebe el proyecto de ley, la CMF clasificará a las FinTech de acuerdo con su
calidad de gestión de riesgos, incluyendo su gobierno corporativo, políticas, procesos y controles.
Mientras mejor sea la gestión de riesgos de la FinTech, menor será su carga regulatoria”, especifica
Larraín.
Así mismo, según Hacienda se abre la puerta a nuevos actores los cuales estarán habilitados para
brindar servicios fintech en las cuales más destacan son las Cajas de Compensación y las
Sociedades Administradoras Generales de Fondos (AGF).
“Claramente la Ley Fintech que se está trabajando, puede fomentar de forma importante esta
colaboración, por ello, es relevante tener en cuenta a todos los actores en esta ecuación, para
brindar una ley que permita fomentar el desarrollo de la tecnología en el mundo financiero”, indica Pizarro .
A esto, Larraín complementa que “las FinTech podrían proveer productos y servicios competitivos a las personas basándose en la información y datos que actualmente están solo en manos de los
actores tradicionales”.