mayo 20, 2022
Es claro que la pandemia reorganizó en su totalidad la forma de trabajar de la mayoría de las personas: sus espacios, interacciones y dinámicas se vieron repentina y completamente modificados y hoy, luego de dos años, comenzamos a percibir las repercusiones que esto ha tenido para las organizaciones, y lo más importante: las personas.
Una de las principales tendencias laborales que se comenzaron a apreciar en Chile, luego de este largo periodo de crisis sanitaria, es que, si bien el trabajo remoto ha venido a quedarse para algunas empresas, la cifra de funciones que mantienen esta modalidad ha tendido a la baja. Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en marzo de 2021 un 22,4% de los empleados prestaban sus servicios a distancia, pero en diciembre del mismo año, la cifra descendió de manera abrupta a 10,9%.
Con esta vuelta parcial o total a las oficinas, se comienza a apreciar un nuevo escenario en cuanto a las dinámicas de trabajo y las necesidades de los colaboradores, en que la flexibilidad se ha hecho aún más importante para lograr su bienestar y productividad.
Durante el periodo crítico de la pandemia, muchas empresas dejaron de lado el robustecimiento de las habilidades blandas, en cierta medida, y comenzaron a centrarse en implementar una transformación tecnológica acelerada para sobrevivir al cambio. Es por esto que hoy se ven enfrentadas a un enorme desafío: el volver a construir culturas que por mucho tiempo estuvieron fuertemente ancladas a lo digital.
Según el Índice de Tendencias Laborales 2022 de Microsoft, que estudió a más de 30 mil personas de 31 países diferentes, junto a un análisis de billones de señales de productividad en Microsoft 365 y tendencias laborales en LinkedIn, el top 5 de aspectos que los empleados hoy ven como “muy importantes” son una cultura positiva (46%), beneficios de salud mental o bienestar (42%), un sentido de propósito o significado (40%), flexibilidad horaria (38%) y más de dos semanas estándar de vacaciones pagadas cada año (36%).
“Con la pandemia muchas personas se reencontraron con el mundo familiar, la posibilidad de tener equilibrio entre el hogar y el trabajo se descubrió con la tecnología que los traslados muchas veces eran prescindibles y agregan carga de estrés al trabajador. La capacidad adaptativa de todos nosotros se amplió y por ello tenemos otras aspiraciones y necesidades. No somos los mismos”, es una de las explicaciones que Carolina Celedón, profesora de la Escuela de Administración, da a este fenómeno. En la misma línea, Francisco Camacho, psicólogo organizacional y profesor de Desarrollo Corporativo UC, menciona que “el cambio de prioridades estuvo mediado por ese cambio de visión y eso se observa en la medida como paso el tiempo con mi familia o sino tengo familia en términos de ser soltero, de cómo igual aprovecho más tiempo para mi, y esto qué es tan maravilloso para tantos que es como apretar botón desconectar y dejar de trabajar”.
En relación a lo anterior, Carlos Portales, académico de la Escuela, responde a la pregunta de cómo organizar el trabajo post pandemia a partir de la analítica de personas y modelos predictivos de productividad y satisfacción en el teletrabajo, que ha generado para compañías de diversos sectores dentro de su trabajo: “Nos damos cuenta de que cada vez tenemos que ir a una segmentación más firme, casi, a veces, a proyectos personales, vidas individuales que están cambiando fuertemente”.
Es así como el foco está en priorizar aún más las preferencias de las personas que habitan la empresa. “Debemos construir con ellos, preguntándoles a ellos mismos, respetando su diversidad y haciendo programas que no los consideren como masas iguales, sino que sean sensibles a sus diferencias individuales”, plantea Carolina Celedón.
Probablemente la complejidad de este fenómeno post pandémico dará para años de estudio y análisis ya que no estamos hablando de elementos estáticos: estamos hablando de personas. Lo que sí sabemos hoy es que una de las claves para el éxito de las organizaciones siempre estará ligado a su cultura organizacional, a escuchar y entender las necesidades de sus colaboradores, a darles mayores flexibilidades y así alcanzar todo su máximo rendimiento para crecer en conjunto con la organización, siempre abrazando el cambio.